En la actualidad, diversos marcos y modelos abordan la gestión del trabajo a través de los flujos de valor. Sin embargo, es evidente que, a pesar de ser uno de los pasos iniciales fundamentales en dichos enfoques, con frecuencia este ejercicio no se lleva a cabo adecuadamente, lo que resulta en una serie de consecuencias perjudiciales, tales como:
🟧 Generación de fricciones entre los equipos involucrados.
🟧 Dificultades en la comprensión de las dependencias entre las distintas partes del proceso.
🟧 Emergencia de un ambiente propenso a culpar a otros actores por los problemas que surgen.
🟧 Formación de compartimentos aislados entre diferentes áreas o equipos de trabajo.
🟧 Falta de claridad en cuanto a la dirección que toma el flujo de valor en la organización.
🟧 Persistencia de políticas obsoletas que siguen guiando la ejecución de tareas (como comités burocráticos).
🟧 Disminución en la capacidad de prever resultados futuros.
🟧 Excesiva administración y supervisión, llevando a un gasto de recursos desproporcionado.
🟧 Abundancia de estructuras complejas como tribus, trenes, fábricas de software, etc., lo cual dificulta la colaboración efectiva.
A lo largo de la experiencia se ha observado que esta problemática y su impacto en las organizaciones son palpables. Sin lugar a dudas, abordar adecuadamente este paso inicial potencia de manera exponencial la efectividad en la entrega de resultados. Durante los últimos años, se ha tenido la valiosa oportunidad de colaborar con diversas empresas, y en aquellas ocasiones en las que se ha implementado de manera sólida este primer paso, los resultados han sido notables.
En un caso particular, se logró la transición de un enfoque basado en proyectos a uno centrado en productos. Esta transformación implicó la creación de flujos de valor que no solo respondieran a las necesidades organizacionales, sino que también optimizaran la comunicación con los clientes. El resultado fue una mejora significativa en la visibilidad de los procesos de entrega y el establecimiento de una cadencia operativa, ya que todos los equipos estaban alineados y enfocados en un mismo propósito.